“Toda imagen grande tiene un fondo onírico insondable
y sobre ese fondo el pasado personal pone sus colores peculiares.” (Bachelard, 1957)
Aquí persigo a la pertenencia. La cuestiono.
Este proyecto entiende como espacio un lugar imaginario en nuestra conciencia, un lugar o sentido de percepción y sensatez que puede llegar en cualquier instante, situación y momento clave. No es un punto geográfico o una distancia, está en constante movimiento. Un espacio transitorio se puede encontrar en los lugares más incomodos, los más desconocidos y los más nostálgicos.
La pertenencia cobija una sentido de correspondencia tan cálido que se convierte en deseo, algo que dolorosamente parece ser casi inalcanzable. No se encuentra en un lugar perfecto, en un hogar, o en relaciones personales. La pertenencia para mí, es fugaz. Se ha encontrado esporádicamente en espacios transitorios, como un sentimiento breve que no puedes tocar ni terminar de saborear.
¿Cómo saber cuando un lugar tiene lo que se requiere para que éste se vuelva un espacio de pertenencia? ¿Se habita en donde se pertenece, o se pertenece porque se habita?
¿Decidimos, acaso, a dónde pertenecer?